Sabemos que los perros pueden comer muchas cosas, otras que no pueden ni tan siquiera llevarlas a la boca. Y luego hay otras, que pueden comer, pero no conviene que abusen de ellas. Si te has preguntado alguna vez si los perros pueden comer sal, te lo explicamos en el siguiente enlace.
La sal, el aditivo clave
La sal ha sido un aditivo, o condimento, potenciador de sabor, llamémosla como queramos, más famosos de la humanidad. No solamente ha sido ampliamente utilizado en las cocinas para aportar sabor a los platos, ha ayudado a la humanidad a conservar los alimentos.
La sal se utiliza como conservante. Por poner un ejemplo, las salazones. Esto es un mecanismo de conservación que ayuda a que los alimentos conserven sus propiedades y no se estropeen. La sal elimina el agua de los alimentos. Y los alimentos secos, tienen menor riesgo de que crezcan bacterias en ellos. Por tanto, gracias a la sal, antiguamente, y en la actualidad, se conservan muchos alimentos sin que se vuelvan nocivos.
Como dato curioso, y para entender la importancia de la sal en la antigüedad, el término salario, como sinónimo de sueldo, procede de la sal. Para que podamos entender la importancia de este condimento en la antigüedad.
¿Los perros pueden comer sal?
La respuesta corta es si, la sal no es tóxica para los perros, del mismo modo que tampoco lo es para las personas. Pero claro, como todo en la vida, no todo es blanco o negro. Ni la sal, que es blanca, negra, rosa, etc…
El exceso de sal puede producir efectos adversos en el organismo del perro, del mismo modo que los produce en el organismo de las personas. No obstante, los efectos a largo plazo del consumo de sal no están tan estudiados en los perros. Esto es debido a que las dietas de los perros suelen ser bajas en sal.
Efectos adversos de un consumo excesivo de sal
En primer lugar, aclarar que los perros rara vez suelen comer sal por si misma. Es decir, no van a comerse el salero. Pero es cierto que pueden sufrir pequeños cuadros de intoxicación por un consumo excesivo de alimentos salados, como patatas fritas o palomitas, por ejemplo.
En estos casos, podremos detectar:
- Problemas gastrointestinales, como vómitos o diarrea.
- Consumo excesivo de agua.
- Boca seca y agrietada.
En conclusión, no conviene que los perros coman demasiada sal, y para ello, lo más recomendable es elegir siempre un pienso adecuado, especialmente formulado para satisfacer todas las necesidades del animal.
Juan Vázquez
Médico veterinario