El tacto
¿Sabes que el sentido del tacto es el primero en desarrollarse en la fase embrionaria? ¿Y que es el único sentido que no se pierde nunca? Podemos perder la vista, el olfato, el gusto o el oído, pero nunca el tacto. La piel posee tantas terminaciones nerviosas que nunca dejamos de sentir lo que tocamos y lo que nos toca. No sólo a nosotros, sino a nuestros compañeros peludos también. Por eso, cualquier roce nos transmite sensaciones, algunas más agradables y otras menos.
Beneficios del masaje
Además de la relajación que podemos aportar a nuestro perro con el masaje, existen otros beneficios que podemos conseguir si realizamos esta práctica con cierta frecuencia en nuestra rutina.
- Aumenta la confianza del perro en nosotros. Si nuestro compañero ve que las caricias que le hacemos van más allá de premiarle o un contacto fugaz, entenderá que nuestro vínculo es fuerte y le aportará seguridad en nosotros como su compañero.
- Podemos detectar dolores e incluso nódulos o tumores en la piel o en alguna zona del cuerpo. Si al hacer presión sobre una determinada zona y se queja o si al tocar notamos algún abultamiento, podemos acudir al veterinario antes de que sea más grande o que el dolor sea más intenso.
- Pasamos más tiempo con nuestra mascota, lo que refuerza el vínculo.
- Para nosotros también es un momento de disfrute con nuestro animal, ya que vemos que es algo que le gusta y a nosotros nos produce tranquilidad.
Antes de empezar
Lo principal es asegurarnos de que el perro se encuentra en el momento óptimo para recibir el masaje, que no esté alterado, ya que no le va a gustar y va a rechazar esta práctica. Es preferible ir acostumbrándole poco a poco a masajear cada día una zona y aumentar el tiempo de masaje progresivamente que pretender llevarlo a cabo todo en un mismo momento.
Si el perro ha sido maltratado o sabemos que tiene alguna fobia, intentaremos realizarlo aún más progresivamente, ya que para estos perros con miedos y traumas, el simple hecho de poner una mano en la cabeza o en el lomo, es una amenaza y un recuerdo del horror que han padecido, por lo que tenemos que ir mostrándole que nuestras intenciones son otras totalmente diferentes y que nos tomaremos el tiempo que haga falta para respetar sus ritmos y reforzar la confianza, tanto en nosotros como en sí mismo.
Es muy importante que no se realice si el perro tiene alguna infección, fiebre, herida abierta, fractura, un tumor o si está en un período postoperatorio, ya que es importante que se cure primero.
Si podemos, mejor que el perro esté sentado o tumbado. Hay perros que se dejan tocar incluso estando boca arriba, por lo que será más fácil masajear la zona del pecho y el abdomen, aunque para la espalda, tendremos que cambiarle de postura.
Si a tu perro le gusta, puedes poner música relajante para que tú también te relajes y disfrutes de ese momento de conexión con tu compañero peludo.
¿Cómo realizar el masaje?
Empezaremos por la cabeza, masajeando suavemente debajo de la mandíbula, sin llegar al cuello, para que el perro vea que se puede ir relajando. Lentamente, iremos subiendo hacia la parte de la frente y los laterales, con los pulgares, sin presionar, simplemente caricias con algo más de presión.
Si vemos que lo permite, podemos ir hacia el cuello, masajeando suavemente principalmente la zona de los lados del cuello. Después pasamos a los hombros e iremos bajando hacia las extremidades delanteras. Podemos ir alternando masaje con los pulgares con contener la pata entre la mano e ir masajeando hacia abajo y luego subimos, para favorecer la circulación sanguínea. Intenta evitar las almohadillas, ya que suelen tener mucha sensibilidad entre los dedos, lo que hará que se levante y tengas que interrumpir el masaje.
Si quiere que continuemos, iremos por la zona de la columna, sin presionar, y dando leves pellizcos en la piel (simplemente estirar un poco la piel y esperar a que vuelva a su posición normal), para llegar hacia la zona de la cadera y repetir el procedimiento de las patas delanteras, esta vez con las traseras. Si tu perro tiene el rabo largo y no le gusta que le toquen esa zona, evítalo para que el final del masaje sea de su agrado.
Esta práctica puedes llevarla a cabo a diario, si a tu perro le relaja, de hecho, suele convertirse en algo que esperan con ganas, ya que les resulta agradable.
Y si notas algo raro en la piel o en el cuerpo de tu perro, acude a tu veterinario para ver qué puede pasar y qué tratamiento hay que seguir.
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