El examen físico en perros es una parte fundamental de la atención veterinaria preventiva y curativa. Este proceso no solo proporciona una evaluación detallada de la salud general del animal, sino que también sirve como una herramienta crucial para la detección temprana de posibles problemas médicos. Desde el hocico hasta la cola, cada aspecto del perro se examina minuciosamente, revelando información valiosa para el diagnóstico y tratamiento. A continuación, exploraremos los componentes esenciales de un examen físico en perros desde la perspectiva de los profesionales veterinarios.
Historia clínica y exploración básica
Antes de iniciar el examen físico, el veterinario recopila información crucial sobre la historia clínica del perro. Los detalles sobre la dieta, el comportamiento, las vacunas, las condiciones ambientales y cualquier síntoma previo son fundamentales. Esta información ayuda al veterinario a entender mejor el contexto de la visita y a dirigir la atención hacia áreas específicas durante el examen.
El examen comienza con una inspección general. Aquí, se evalúa el estado de alerta, la postura, la respiración y la marcha del perro. Cualquier signo de cojera, rigidez, debilidad o cambio en el comportamiento puede ser indicativo de problemas subyacentes.
La boca es una ventana a la salud general del perro. Se examinan los dientes, las encías, la lengua y el paladar en busca de signos de enfermedad dental, infecciones o tumores. Además, el olor del aliento puede proporcionar pistas sobre posibles problemas digestivos o sistémicos.
Examen físico en perros, ojos y pelaje
Los oídos y los ojos se examinan en busca de inflamación, secreciones anormales o signos de infección. Los problemas oculares, como la opacidad de la córnea o el enrojecimiento, pueden sugerir afecciones que van más allá de la vista.
Asimismo, la piel y el pelaje ofrecen una visión directa de la salud interna del perro. Se busca la presencia de parásitos, infecciones, masas o áreas anormales de pérdida de pelo. Además, cualquier cambio en la textura o color de la piel puede ser indicativo de problemas dermatológicos o sistémicos.
Palpación abdominal y extremidades
La palpación abdominal es una parte crucial del examen físico, permitiendo al veterinario evaluar la presencia de masas, dolor o agrandamiento de los órganos internos. La detección temprana de irregularidades en esta área puede ser vital para el diagnóstico de enfermedades como tumores, problemas gastrointestinales o problemas renales.
Por otro lado, se examinan las extremidades y las articulaciones para detectar signos de cojera, rigidez o dolor. La movilidad y la flexibilidad se evalúan para descartar problemas musculares, óseos o articulares. La detección temprana de enfermedades como la artritis puede marcar la diferencia en la calidad de vida del perro.
Corazón y cerebro
El veterinario ausculta el corazón y los pulmones para evaluar la frecuencia cardíaca, los sonidos cardíacos anormales y la eficiencia respiratoria. Cualquier irregularidad en estos sistemas puede indicar problemas cardíacos o pulmonares que requieren atención inmediata.
Además. se realizan pruebas neurológicas para evaluar la función del sistema nervioso central y periférico. Esto incluye la evaluación de reflejos, equilibrio y coordinación. Problemas neurológicos pueden ser indicativos de enfermedades graves, como problemas en el cerebro o la médula espinal.
En resumen, el examen físico en perros es una herramienta vital para garantizar la salud y el bienestar de estos fieles compañeros. Desde la cabeza hasta la cola, cada aspecto del perro se evalúa minuciosamente para detectar cualquier signo de enfermedad o malestar. La detección temprana de problemas a través de un examen físico regular puede marcar la diferencia en la calidad y duración de la vida de nuestras queridas mascotas.
Juan Vázquez
Médico veterinario