¿Qué síntomas produce?
Principalmente aparece tos, que suele ser seca y muy característica, la famosa “tos de perro”.
Pero también pueden darse otros síntomas, como:
- Hipersalivación
- Sensación constante de tragar, por la inflamación
- Dolor
- Pueden aparecer úlceras en la faringe o incluso extenderse por el resto de la zona posterior de la boca.
- Fiebre
- Apatía e inapetencia
- Vómitos tras un episodio de tos
- Afonía
¿Qué produce faringitis?
La faringitis puede ser aguda o crónica.
Cuando se trata de faringitis aguda, lo habitual es que se produzca por 2 microorganismos: el virus de parainfluenza canina o la bacteria Bordetella bronchiseptica. Éstas producen la enfermedad Traqueítis infecciosa canina (o tos de las perreras, como se conoce comúnmente).
La faringitis crónica suele darse en perros de razas braquicéfalas, como Bulldog. Aunque también puede aparecer de forma secundaria a una tos persistente por diversas causas. Cuando el perro tose con frecuencia durante un tiempo prolongado, la faringe se va inflamando y se produce una faringitis crónica, que puede agravar el cuadro.
Tratamiento
Cuando estamos ante una “tos de las perreras” es importante valorar el estado general del animal. En ocasiones se cura de forma espontánea, ya que se comporta como un catarro común (si lo comparamos con una enfermedad humana). Pero en muchas ocasiones es necesario instaurar tratamiento, debido a la severidad de la tos o si el animal presenta fiebre, está muy decaído, etc. Esto lo debe valorar el veterinario, ya que existen fármacos que, por lo menos, alivian el dolor y la molestia de tener la garganta inflamada.
Si estamos ante un caso de faringitis crónica, es necesario saber cuál es la causa, si es secundaria o no, para poder tratar lo que provoca la tos y, a su vez, la faringitis.
Por lo general, las faringitis responden bien al tratamiento y suelen remitir en pocos días.
Algunas medidas que ayudan son:
- Llevar al perro con arnés, en vez de con collar, para que no le presione el cuello, si tira mucho de la correa.
- Intentar que esté en un sitio sin corrientes de aire ni cambios bruscos de temperatura.
- Procurar que el ambiente no esté muy seco, sino que haya algo de humedad.
Y, como siempre recomendamos, si notas en tu perro alguno de los síntomas que has leído, acude al veterinario para valorar cuál es la mejor opción terapéutica.
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