Hepatitis infecciosa canina: ¿Qué es y como tratarla?

Como buenos dueños de perros, nos gusta estar informados de todas las enfermedades que pueden sufrir las mascotas. Una de ellas, y que por suerte se presenta con poca frecuencia, es la hepatitis infecciosa, de la que vamos a hablar a continuación.

La hepatitis infecciosa canina es una enfermedad que, como su propio nombre indica, afecta a los perros. Por suerte, es una enfermedad para existe una vacuna eficaz que se contempla en todos los calendarios de vacunación, y gracias a ello son muy infrecuentes los casos que se presentan de animales infectados.

No obstante, puede afectar a cachorros jóvenes que no hayan sido vacunados completamente, o a cualquier perro que no tenga las dosis correspondientes administradas. La hepatitis infecciosa canina está causada por un tipo de virus concreto que afecta a los cánidos, por lo que no representa riesgo para las personas u otros animales.

El virus se transmite vía oral con las partículas virales que pueden existir en el ambiente. Estas se eliminan de un perro infectado por la orina o las heces, fundamentalmente. En este punto, cabe destacar que un perro infectado que haya pasado la enferme, puede seguir eliminando virus durante varios meses, por lo que es un foco importante de enfermedad.

Es una enfermedad de evolución y sintomatología variable. Puede presentarse de forma aguda, causando la muerte del animal en cuestión de días. No obstante, esta forma de presentación suele ser propia de animales jóvenes con el sistema inmune aún por desarrollar.

En la mayoría de los casos, la enfermedad se desarrolla en forma de un proceso inespecífico que cursa con fiebre, malestar y pérdida de apetito, y va evolucionando hacia un cuadro de hepatitis propiamente dicha, con una coloración amarillenta en las mucosas.

Tratamiento

En cuanto al tratamiento, existen varias terapias complementarias para aplicar a un animal enfermo. Por ejemplo, es muy recomendable aplicar un adecuado soporte para aliviar los síntomas asociados, como la fiebre, los vómitos o la diarrea.

En este punto, también conviene ofrecer al perro una dieta especialmente apetitosa para que la ingiera con el mayor apetito posible. Idealmente, esta dieta debe de ser adaptada para perros con problemas hepáticos.

En resumen, si bien es una enfermedad que ha sido casi eliminada de las clínicas, conviene no bajar la guardia y seguir vacunando a todos los perros para evitar que puedan contraerla.

Juan Vázquez

Médico veterinario


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