Insolación en los perros: cómo ocurre y cómo tratarlo

¿Cómo les puede dar una insolación a los perros?

El sol es un aliado muy necesario, especialmente tras los meses de duro y frio invierno. Pero también puede representar un problema serio si nos exponemos a el demasiado. Lo mismo les sucede a los perros, que pueden sufrir una insolación o golpe de calor, derivada de una exposición larga e intensa a los rayos del astro rey.

En este sentido, aunque los perros tengan una capa protectora frente a la insolación en forma de pelo, no están del todo protegidos. Además, ciertas razas de pelo corto o tamaño pequeño, pueden sufrir mayor tendencia a los problemas derivados de la exposición a sol.

También, los perros enfermos y ancianos tienen menor tolerancia al calor y la luz solar intensa.

¿Cómo podemos evitar que esto suceda?

La mejor forma de prevenir una insolación, lógicamente, es evitar la exposición al sol. Pero tampoco hace falta convertir en vampiro a vuestro perro, basta con seguir los siguientes consejos:

• Evitar las horas centrales del día, es decir, entre las 12 y las 4. A esas horas la luz solar incide directamente y es muy fuerte. Por lo tanto, conviene evitar los paseos en esa franja.
• Pasear por la sombra, en la medida de lo posible. Al menos intercalar ratos de paseo por sombra.
• No hacer paseos extenuantes cuando haga calor. Si además del sol, añadimos ejercicio, habrá mas riesgo de sufrir una insolación.

¿Qué debo hacer en caso de insolación?

Lo primero que tenemos que hacer, es bajar la temperatura del perro lo antes posible. Para ello, debemos seguir los siguientes pasos.

• Poner al animal en la sombra, o en un sitio lo más fresco posible. Si no hay sombra, por ejemplo, hierba en lugar de asfalto.
• Suministrar agua, mojar el morro y la lengua si no quiere beber. Controlar la cantidad de agua que bebe, no conviene la ingesta en exceso.
• Humedecer al animal para ayudar a disipar el calor y bajar su temperatura. Realizar este paso con agua fresca, nunca demasiado fría. Mojar la cabeza, las almohadillas, la zona del vientre.

Y, por supuesto, contactar inmediatamente con el veterinario, especialmente si el animal no recupera su estado normal.

Esperamos que estos consejos sean de utilidad por si, aunque ojalá que no, algún día tenéis que ponerlas en práctica.

Juan Vázquez

Médico veterinario