En ocasiones puede haber solo dilatación sin torsión por acúmulo de gases. Se trata de una enfermedad grave que requiere de atención veterinaria inmediata.
Posibles causas de torsión gástrica:
Son varias las razas propensas a este síndrome, como Pastor alemán o Gran danés, pero no hay que olvidar que cualquier perro puede ser susceptible de padecerlo. Entre las posibles causas de aparición de los síntomas destacan:
- el estrés;
- ingestas excesivas de líquidos o alimentos: sobre todo antes y después de realizar ejercicio;
- parentesco con otros perros con historial de dilatación-torsión gástrica;
- edad: más habitual en animales mayores;
- delgadez.
- tamaño: los perros de razas grandes tienen mayor predisposición. Deben comer más cantidad de alimento.
Tratamiento de la dilatación – torsión de estómago:
Una vez observemos los síntomas característicos (jadeo, hinchazón abdominal, esfuerzos de vomitar sin expulsar nada…) deberemos acudir cuanto antes a nuestro veterinario habitual.
En consulta se le pondrá rápidamente una vía y sueroterapia, fármacos para evitar el dolor y se procederá a extraer el contenido del estómago y los gases mediante sondaje. En algunos casos este sondaje no es posible debido a la dilatación del estómago y la torsión, por lo que será necesario descomprimir el estómago, para ello se usa una aguja y se punciona el estómago desde el exterior para que salgan los gases.
En un porcentaje pequeño de perros la descompresión del estómago ayuda a que éste vuelva a su posición, pero lo normal es que esto no suceda y sea necesario entrar a quirófano. La cirugía en ocasiones es comprometida ya que este síndrome provoca una serie de problemas circulatorios (hipotensión, arritmias) y respiratorios, por lo que primero hay que estabilizar al animal. Una vez estabilizado se operará para recolocar el estómago y fijarlo a las paredes abdominales para prevenir que suceda de nuevo, ya que una vez que ha sufrido este problema puede repetirse con mayor facilidad.
El postoperatorio tampoco carece de riesgo, ya que puede haber problemas secundarios a la torsión y a la cirugía, como infecciones (peritonitis), problemas de coagulación, arritmias, etc.
¿Cómo prevenir este síndrome?
Aunque cualquier perro puede padecerlo, las razas grandes y gigantes de tórax estrecho y profundo son las que mayor riesgo tienen de manifestar esta enfermedad, como son el Gran danés, Pastor alemán, galgos, etc.
En estas razas más propensas es importante seguir una serie de pautas para evitar la aparición de síntomas:
- Dividir la ración diaria en varias tomas;
- Evitar que beba grandes cantidades de agua antes o después de las comidas;
- Evitar las comidas a últimas horas de la noche;
- Evitar giros sobre sobre sí mismo, sobretodo después de comer;
- Cambiar el pienso normal por el extrusionado en frío, comida hidratada o alimentación casera;
- No alimentar si el perro está nervioso, esperar a que se tranquilice;
- En perros con ansiedad por la comida usar comederos antivoracidad o juguetes interactivos para ayudar a que coma más despacio;
- No alimentarlo inmediatamente después de realizar ejercicio;
- Evitar el ejercicio después de las comidas (esperar 2h al menos);
- Intentar que el tamaño de la croqueta de pienso sea lo más grande que el perro admita para favorecer la masticación;
- Aunque anteriormente se pensaba que el comedero en alto favorecida la digestión y prevenía que apareciera este problema, se ha comprobado que puede ser contraproducente y favorecer la aparición de síntomas. Se recomienda poner comedero en el suelo;
- En razas muy predispuestas (Gran danés por ejemplo) se recomienda la cirugía anteriormente descrita como método preventivo.
Lo más útil es la prevención, pero si pese a ella vuestro perro manifesta síntomas, acudir rápido a consulta.
Irene Martínez
Médica Veterinaria
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